Si son pocos los cumpleaños que celebramos en la vida, tal vez solo 70, menos son los Mundiales que vivimos. Sin embargo, el dulzor de cada uno de ellos se saborea durante el tiempo que transcurre y durante las semanas previas, cuando se derraman palabrerías inútiles en radios y televisiones, con entrevistas y opiniones que quedan desvalidas ante el destino impredecible.
Me alegra mucho saber que al Diario Marca le van a dar nuevamente un premio al diseño gráfico elaborado con motivo del Mundial. Se lo merece. Siempre estamos despotricando de nuestro país, averiguando todo lo malo para darle relieve público. Sin embargo, aquello de lo que podemos presumir queda relegado. Si miramos las páginas webs de cualquier medio de comunicación de prestigio internacional, nos damos cuenta de que pertenecen al tercer mundo si lo comparamos con los españoles. Elmundo.es, marca.es, elpais.es e incluso as.com demuestran estar a la vanguardia. Es un orgullo, al menos para mí como periodista.
Ya no hace falta gastar páginas de papel elaborando guías, ya que en Internet siempre la tenemos a mano sin ocupar espacio. Es aquí donde el niño disfruta imaginando el destino, donde añade cualidades a jugadores de selecciones que ni siquiera conoce. El sentimiento patrio se acentúa para combatir al resto de escuadras. Se miran los historiales, se descubre que Alemania ha alcanzado 8 de las últimas 11 semifinales; que Brasil participa en las finales según sus generaciones y que la gloria de Argentina tan solo se debe a la etapa de Maradona como futbolista.
Mañana empieza el campeonato y cualquier partido, cualquier himno, es digno de disfrutarse. Las aficiones copando los estadios descubren las papilas gustativas de cualquiera.
Si gana España será la primera vez que los cantones independentistas dejen de escucharse de una puta vez.
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