martes, 28 de septiembre de 2010

Vejadas del franquismo

http://www.elpueblodeceuta.es/201009288201.htm

Mi abuela de 87 años perteneció al bando nacional. No sé si por suerte o por desgracia, pero le tocó a ese lado y hasta hoy se siente una señora de tradiciones, ha respetado la memoria de su marido durante su longeva viudez y reza todos los días, supongo que como alegato al más allá, confiando en unas manos limpias que la acojan allí arriba cuando se acabe para ella el infierno de aquí abajo. No son muchas las veces que frecuento la casa de mi abuela, soy un descastado, pero de vez en cuando el figura de Zapatero y su trupe hacen de las suyas y reabren todas las tumbas del Franquismo para dejar vagar los espíritus a sus anchas, que inundan de recuerdos a los que sobrevivieron aquella época y, entonces, comienzan las historias que a mí me gustan. Me siento en el sofá y pongo los cinco sentidos para dejar que sea mi imaginación la que trabaje. Los pasajes que narra se parecen en ocasiones a los que contaba Hemingway en ´¿Por qué doblan las campanas?´. A mí abuela no le han rapado la cabeza, ni le han obligado a tomar aceite de ricino, pero sí ha visto cómo la guadaña de la guerra le cortaba la cabeza a su hermano y a su tío en los campos de Badajoz y ha oído los lamentos de una familia que lloraba la falta de dos manos jornaleras. La Junta de Andalucía, agarrándose a la Ley de Memoria Histórica, pone a correr miles de euros en concepto de daños y perjuicios para aquellas señoras que demuestren haber sido vejadas por los republicanos. Sin embargo, se omite a todas aquellas monjas, a todas aquellas otras que en iglesias y pueblos remotos de España fueron violadas por los republicanos antes de que éstos tuvieran que exiliarse y también se omite a los hombres. Por mucho que Zapatero y su ramillete de ideas oscenas pululen por la geografía española, las tumbas de la memoria están cerradas, y los corazones de aquellos que lo sufrieron solo abren su cofre para compartirlo con los suyos y rezar para el reencuentro. Ni los miles de euros con los que va a regar de nuevo la Junta a Andalucía lograrán restañar las décadas de ñoñez de esta región y ya el dinero no será suficiente abono para que germinen los votos.

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