domingo, 10 de octubre de 2010

Autonomías

http://www.elpueblodeceuta.es/201010118201.htm

Atendiendo la otra noche a ‘El gato al agua’, escuché por boca de uno de los contertulios que Japón, con cerca de 150 millones de habitantes, cuenta con la misma cantidad de funcionarios que España, cuatro millones. Sin entrar en valorar las razones, la cifra, cuanto menos, es preocupante. Este país se ha convertido en una colmena de abejas, donde casi una de cada cuatro personas trabaja para el estado; las autonomías se funden alrededor de dos tercios del dinero estatal para producir deuda; y muchos jóvenes solo piensan en ligar sus títulos universitarios a oposiciones que les salven de crisis venideras. Se supone que este país prostituido por tanto nacionalismo y tanto político corrupto está basado en un sistema solidario de regiones y, sin embargo, vemos que cada uno arrima el ascua a su sardina y aquí lo que es mío no lo comparto ni con mi madre aunque viva en la acera de enfrente. Lo dijo el gobernador del Banco de España hace unos días: a las comunidades autónomas les falta más vergüenza y les sobra caradura. En Andalucía, los altos cargos se cuentan por teléfonos móviles, nada menos que 37.000 facturas pagamos los carajotes de siempre, los del sur, los de la tapa y la siesta. En Ceuta, también. Hasta el viceconsejero de la rama más fútil cuenta con chófer particular, dentro de una población de 77.000 habitantes y con unas aspiraciones funcionariales que dan hasta grima. Mientras, las naciones dentro de la nación y mentiras como Montilla (el charnego renegado), se pegan la gran cena a costa del resto de españoles y, encima, con eso de que boicotean cada cuatro años el parlamento, repiten, piden postre y no dejan ni propina. En la otra parte, los empresarios, que se parten la cara a diario dirigiendo sus empresas, son agradecidos con vídeos sindicalistas cínicos y barriobajeros. Eso sí, que no falte su contribución mensual en concepto de solidaridad. Y a los ricos les premian sus logros profesionales con otra subida de impuestos ‘solidario’. La pena es que, se vote a quien se vote, aquí no hay más que lazarillos a los que España les importa un carajo y las autonomías se han convertido ya en una merienda de negros.

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